Estudiar informática es agotador. Entre tanta bomba (y recursividad en ensamblador... ¡RECURSIVIDAD!), algoritmos con tiempos mínimos para satisfacer al usuario y quejosos impertinentes ya ni se tiene tiempo para dormir tranquilo. Es terrible programar hasta en sueños y que las bombas exploten con demasiado folclor.
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No me gusta la cebolla y menos la remolacha, yo no vengo por el tata, ¡vengo por la muchacha! ¡Uyuyuy bajura! |
El problema de tanto uno, cero y movimiento del esp es que la cabeza de uno no tiene campo para ideas distintas. No sé si los matemáticos sueñen con límites o si los abogados tengan pesadillas con los huecos de la constitución. La carta de la muerte invade los sueños y ya no recuerdo cual es la carta que define el hilo de mi destino. No sé si hayan energías, no sé si hallan melodías, no sé si hay algo que se pueda saber. De por sí, quizá la luna llena no caiga lunes y quizá pueda dejar botado el semestre y perseguir estrellas en un camello rejego. Las matrices me tienen hasta el carajo y ya no puedo con esos muchachillos subidos que aprendieron a programar en Pascal.
Quisiera tener acceso a internet siempre (gracias ICE por robarse mi plata -.- ) para publicar siempre las tonteras que tengo en mente. Quizá hablar del matrimonio y sus posibilidades (NO QUIERO CASARME, tengo 19). Recordar historias de miércoles y pensar que existen finales felices y no sólo ataduras "divinas" cuyo propósito es procrear. Podría no pensar en vestidos largos largos o vestidos hawaiianos y recordar el silencio. El abandono por pantallas y las catástrofes o casualidades que pueden salir al combinar búhos y palomas. Podría pensar en cualquier cosa menos en los bits, ya son demasiados los bits.
Ya es demasiado el cansancio y apenas se está moviendo la aguja pequeña del reloj.
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