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Mis técnicas de distracción son increíblemente efectivas porque se me termina olvidando de que hablaba. PSHOOO! |
De ahí vamos a pedir lo imposible y reclamar lo improbable. Tachar al otro de irrazonable mientras se piden las estrellas y la luna para acompañar el té frío alcoholizado. El pasado está a la vuelta de la esquina y reconoce que es un desconocido, o al menos intenta olvidarlo media hora después de que haya partido siguiendo el norte. El presente se burla de los potenciales incendios en plazas encerradas y el futuro... ¡adivinen! Exacto, ¡no sé! Hay un pasado de más hacia atrás pero qué pereza estar recordando si se me han ido incontables ciclos solares en eso. De momento solo sé que no quiero hacer examen mañana y que con no saber nada soy medianamente feliz (¿cómo rayos? ¡no sé!). La obsesión con el entendimiento es una maldición, es una completa y total maldición.
Seré honesta, perdí el hilo narrativo (¿alguna vez he tenido esa cosa en uno de mis textos?). Quisiera referirme a hoy como "una fría noche de diciembre" porque suena poético pero no, maldito mayo con sus lluvias y sus abejones. Maldito mayo con su asombro y su reformulación de la rutina. Maldito mayo con las maldiciones que no maldigo, con las incoherencias sin referencia y lo irracional que pasa por parámetro. Ya puedo despedirme de mi nombre y saludar mis adicciones. Puedo intentar lo imposible y dejar de programar un search and replace que funcione a base de vodka. Detesto tener opciones cuando no puedo acceder a ellas y detesto no tener ideas ni coherencia cuando quiero tenerlas. Pero más que nada detesto lo fácil que es confundir los tonos.
¿Y si lo dejamos en que hoy sólo quise escribir muchas palabras porque es viernes y estoy en mi casa temprano? No sé, aligera un poco la densidad de tontera y confusión en mis oraciones. Keep making me laugh. Let’s go get high. The road is long, we carry on. Try to have fun in the meantime.
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