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La vida nos da señales sutiles. Estoy usando un arete azul. |
El dos mil catorce es el año de las películas, lo acabo de decidir. Más porque, bueno, podría asociar cada segundo de mi vida con semejante cinta de Van Dormael. Esa película es, maravillosa. Simplemente maravillosa. Es la combinación perfecta de Sartre, fantasía, lágrimas y puñaladas en los órganos vitales. Quiero correr sobre las olas y escuchar Mr Sandman por el resto de mi vida, ya se acabaron los días de cuesta con Safe and Sound de fondo.
Pero bueno, es curioso lo difícil que es decidir lo crucial. Lo complicado que es sostener la cara de "no quiero ser descortés pero, ¿no le da vergüenza pedir plata por semejante cochinada?" o la de "no quiero vivir en un ghetto, gracias" durante varias horas lastima los músculos y aumenta los juanetes. La cortesía es agotadora y lo políticamente correcto también, sobretodo lo último... si se aplicara todos pasaríamos durmiendo de lo exhaustos que viviríamos.
En fin, luego de una lista mal programada de decepciones y de odiar que no le agarren el codo si no el hombro, siempre existe una luz al final del túnel (no quería decir muerte o algo así todo feo por si acaso). Y las visitas fallidas son lo que convierten el hermoso apartamento final en algo todavía más espléndido con música de Rachmaninoff de fondo.
Salud! Las paredes son amarillas pero debería pintarlas de rojo.
En fin, luego de una lista mal programada de decepciones y de odiar que no le agarren el codo si no el hombro, siempre existe una luz al final del túnel (no quería decir muerte o algo así todo feo por si acaso). Y las visitas fallidas son lo que convierten el hermoso apartamento final en algo todavía más espléndido con música de Rachmaninoff de fondo.
Salud! Las paredes son amarillas pero debería pintarlas de rojo.
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