Mis no comprendos ya son comunes por acá pero no puedo evitarlo, no estoy lo suficientemente vieja para no cuestionarme las cosas y comer galletitas. Es inevitable, mi cabeza va a gritar ¿POR QUÉ? si me afirman que la pared es verde cuando se ve roja y grita y saca la antorcha cuando buscan Il Sacro Reglamento de Familia o comosellame la institución basada en repostería cara y chisme que define los lineamientos de la convivencia humana. Señores, ¿en que momento se decidió que la experiencia es el factor primordial para tomar una decisión? ¿A quién se le ocurrió la brillante idea de olvidar los ambientes?
Nada más quería quejarme un poco, típico deseo egocéntrico que propicia el contenido en este espacio. Soy la chiquita cansada de vestido blanco y ya no quise seguir escuchando cubiertos sonar. Soy la chiquita harta de vestido blanco a quien no le interesa en lo más mínimo el rugby o el rezo del niño. Soy esa a la que alguna vez le dijeron que me callara porque tenían que trabajar, que mi punto es inválido por mi falta de experiencia, que debía ser buena y todo ser humano mayor de 35 era don X o doña Z y nada de discusión. Que el aborto es un absurdo porque, si hospedo una célula ella vale más que yo y que lo mejor para la celulita es crecer con amor y creer que el niño Dios es quien se parte la espalda y no yo. Que mi esfuerzo es un chiste y mis aspiraciones idealismos, simples malacrianzas para alimentar gustos hedonistas y alejarme del mundo real. Pero me aman y eso es lo que importa, tuve un morete inmoral por más de un mes pero me aman y eso debería ser suficiente para callar. ¡Vuele, sea quien quiere ser pero no se aleje de lo que yo quiero!
Si la historia debe seguirse al pie de la letra entonces deberíamos usar togas y sandalias. Si la experiencia es absoluta, independientemente del área, entonces un cavernícola que lleve años cazando mamuts debería dar cátedra en Windows 8 aunque en sus tiempos no se haya inventado el inglés. Si las células valieran más que las madres entonces yo debería mandar a la mía a comer mierda cada vez que me levante la voz y si el niño Dios trabajara no existirían precarios. Y, sobretodo, si el amor fuera inmunidad yo no sería feliz y jamás habría conocido lo que es un hogar. Hoy soy yo quien acaba las palabras con un "tengo que trabajar y no tengo nada más que discutir" y soy quien digo con la cabeza en alto y con botas cubriendo mis pies: ustedes no deciden quienes conforman mi familia.
Mañana despertaré sola sin saber si me alcanzará para el almuerzo del sábado pero seré feliz, no hay niños caminando y mis apellidos no son más que una forma de diferenciarme del resto de las Sofías. No quiero ni necesito lecciones de como reconstruir una relación que nunca tuvo ladrillos. Les dejo las sonrisas de foto y los sartenes de afterparty a los que me dicen que debería perdonarlos porque me quieren.
diria que bienvenida al mundo real pero creo que ya cruzaste el quicio de la puerta hace rato, lo que importa es que tengas claro que no estas haciendo las cosas por reaccion o rebeldia, sino porque estas decidiendo acerca de tu vida, ya tendras tiempo de ser doña sofia y arrepentirte de lo que no hiciste pero por ahora a ponerle muchas ganas a crecer, (que no es lo mismo que envejecer) y en todo caso el almuerzo del sabado corre por mi cuenta
ReplyDeleteLa ovejilla es imperdible jejeje. Y gracias :'D
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